Especiales

viernes, 17 de octubre de 2008

Dia internacional de la Erradicación de la Pobreza



En 1992, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas declaró el 17 de octubre como Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, en su Resolución 47/196, con el objeto de crear conciencia en la importancia de erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo, lo que se convirtió en una prioridad del desarrollo para la década de 1990.
Asimismo, el 21 de diciembre de 1993, la Asamblea General proclamó 1996 como Año Internacional para la Erradicación de la Pobreza, a través de la Resolución 48/143, y decidió que las principales actividades relacionadas con la observancia del año se llevasen a cabo en los planos, local, nacional e internacional. Además, decidió que las Naciones Unidas brindasen asistencia con miras a crear entre los Estados los encargos de la adopción de políticas, y en la opinión pública internacional una mayor conciencia acerca de la importancia que tiene la erradicación de la pobreza en relación con la consolidación de la paz y el logro de un desarrollo sostenible.
La pobreza y el medioambiente van unidos. Cuando la pobreza entra por la ventana, por la puerta se van la conciencia de solidaridad y la preocupación por el futuro y el medio que nos rodea: la supervivencia a toda costa se convierte en el principal motor, caiga quien y lo que caiga. Si queremos que exista un futuro para la familia humana es necesario que erradiquemos la pobreza. Esto sólo se consigue en sociedades donde la solidaridad y el ser humano sea el centro. En las nuestras esto está lejos de conseguirse. Más bien al contrario, la ley del más fuerte (del que más dinero tiene) es la que manda. Este sistema económico y social insolidario, injusto y fundamentalista llamado neoliberalismo genera grandes y cada vez mayores capas de población empobrecida, tanto en los pueblos del Norte más rico como en los del Sur, sobre todo en estos.
Además, las consecuencias que tiene este sistema de explotación del ser humano y de la naturaleza es la pérdida de toda esperanza en un futuro de bienestar para las mayorías. Al contrario, hoy en día cada vez son menos los que viven con un bienestar de lujo y despilfarro, y más los que tienen que sobrevivir con cada vez menos.

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