Especiales

lunes, 22 de septiembre de 2008

Violencia contra las mujeres

Por Sara Lovera

México, septiembre (Especial de SEMlac).- Las ciudades de México, Bogotá y San Salvador se han convertido en un espacio peligroso y violento para las mujeres, llenándolas de miedo y cercenando sus derechos ciudadanos, mientras que, en Santiago de Chile, ellas transitan un camino que va de la violencia privada a la pública, y viceversa.
Sólo en el Distrito Federal, en México, una de las capitales más grandes del mundo, 20 por ciento de las mujeres que salen a trabajar o a estudiar han recibido agresiones que van del hostigamiento y el abuso, a la violación sexual en la calles o en el trabajo, en el transporte o en la escuela.
Se trata de más de un millón de jóvenes y adultas que viven violencia de género, según la estadística oficial. Y ello sin considerar que hasta 48 por ciento de ellas son víctimas de violencia en sus respectivas casas.
Datos del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal confirman que esta ciudad ocupa el primer lugar en lo que se denomina violencia comunitaria, o sea, la de espacios públicos. Cifras similares se viven en Bogotá y empiezan a crecer en Río de Janeiro y Brasil, según expertas.
"La criminalidad no surge en forma espontánea. Es el resultado de una sociedad desigual y exclusiva y de la falta de control institucional y social", sostiene Liliana Rainero, de la Red Mujer y Hábitat.
Explicó que hay ciudades totalmente segmentadas, con espacios grandes y solitarios, donde ellas arriesgan todo. "Las ciudades, su equipamiento urbano, la manera como se planeó el transporte, no fueron pensadas para las mujeres", comentó.
Como afirmó a SEMlac la peruana Diana Miloslavich Túpac, la creciente migración del campo a la ciudad, la incorporación de ellas a la educación, al trabajo, a la vida comunitaria, sorprendió al modo como se estructuraron las ciudades y estas resultan hostiles a este sector de la población.
Según la arquitecta Ana Falú, presidenta del Fondo de Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) en el Cono Sur, este problema crece y se multiplica, por lo cual preocupa a gobiernos y ciudadanas de América Latina.
Por su parte, Giulia Tamayo, responsable de la Campaña sobre la Violencia contra las Mujeres, de Amnistía Internacional en España, advirtió que, en los espacios públicos no podrá pararse la violencia que afecta material y simbólicamente a millones de mujeres, si no se conjugan medidas de seguridad con la democracia y programas emergentes que enfrenten la desigualdad y la pobreza.
Rainero explicó a SEMlac que en 2030 se calcula que dos terceras partes de la humanidad vivirán en ciudades en todo el mundo. "Es una nueva era urbana de riesgo y criminalidad que afecta diferenciadamente a hombres y mujeres", advirtió.
Rosa Emilia Salamanca, de la Corporación de Investigación y Acción social y Económica de Bogotá, afirmó que si bien la criminalidad y el narcotráfico han convertido a las ciudades en un peligro para todos, las mujeres -habitantes recientes del espacio público, que consiguieron sus derechos al trabajo y a la escuela- no van a participar en política, porque viven con miedo.
En San Salvador, a juicio de la ingeniera y concejala de San Salvador, Gema Chacón, las cifras de violencia afectan a una de cada tres mujeres, por lo que las medidas tradicionales de atención y procuración de justicia empiezan a ser insuficientes.
Programa El programa de ciudades seguras para las mujeres nació por iniciativa de la Red Hábitat y desde hace tres años se promueve entre gobiernos y organizaciones civiles por UNIFEM, con fondos de la cooperación española. En él participan las ciudades de Rosario, Argentina, Santiago de Chile, Bogotá, Colombia y, recientemente, ingresaron Ciudad de México y San Salvador.
"El proceso de globalización afecta y cambia la vida de las grandes ciudades. En ellas conviven la diversidad, la inequidad, la segregación, la fragmentación social y el temor", asegura Falú.
En las ciudades hay un conjunto complejo de dimensiones que "nos confronta", resultan espacios cada día más violentos y, si bien es un hecho que afecta a hombres y a mujeres, ellas viven la urbanidad de manera diferente.
La consejala comentó a SEMlac que a la violencia tradicional de hurtos, robos, asaltos y violaciones sexuales, se suman la percepción y el miedo, que en las mujeres significa dejar de participar en política, en las acciones comunitarias e incluso, puede determinar el abandono de la escuela.
En América Latina se trata de una emergencia, dice Rainero, al indicar que 82 por ciento es población urbana, que vive en ciudades marcadas por fuertes desigualdades entre hombres y mujeres, limitadas estas últimas en sus derechos de ciudadanas.
"Este problema, ahora visible, no puede dejarse sólo en manos de medidas policiales o aumento de penalidades; no puede dejarse en manos de los gobiernos; las mujeres hoy tienen que actuar también en este campo", dijo Ximena Machicao, de la Paz, Bolivia.
Ciudades seguras para las mujeres
La apuesta por ciudades más democráticas y de mejor convivencia lleva implícita, como condición sustancial, la erradicación de la violencia de género así como el empoderamiento de ellas para la promoción de su ciudadanía y el pleno ejercicio de sus derechos humanos, afirmó Malú Micher, directora del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México.
Micher identificó que la violencia ya no solamente es grave en los espacios privados, sino en los públicos, como la calle, los lugares de trabajo, educativos, de recreación y de socialización en general.
No es exclusiva de un tipo de mujer, por su edad, sus características físicas, su condición económica y cultural, por su identidad social o preferencia sexual y tiene impacto en sus vidas, por sufrir un daño físico, psicoemocional, patrimonial; que se da por el hecho de ser mujeres y que puede llevar hasta la muerte.
Explicó que por el Distrito Federal transitan cada día más de 15,7 millones de personas que residen, trabajan y la visitan. De estas, al menos más de la mitad son usuarias de los servicios y equipamientos urbanos, por lo que se instauró el Programa Viajemos Seguras, a fin de prevenir, atender y sancionar la violencia sexual cometida contra las que viajan en transporte público.
Para este proyecto se ha tomado en cuenta que, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica en los Hogares 2006, cerca de un millón de mujeres declaró haber sufrido uno o más tipos de violencia comunitaria.
"Uno de los objetivos del programa es, precisamente, reflexionar y convencer a los gobiernos de actuar con una perspectiva diferente", dijo finalmente Falú. (fin/semlac/08/sl/la/1.087 palabras/5.525 caracteres)
Feminicidio: El hogar, un sitio peligroso para las guatemaltecas
Por Alba Trejo
Guatemala, septiembre (Especial de SEMlac).- La casa ha dejado de ser segura para las guatemaltecas y se ha convertido ahora en uno de los lugares más peligrosos. Es en este sitio donde, en lo que va de año, se ha cometido al menos 45 por ciento de los feminicidios reportados por las autoridades de seguridad de este país centroamericano.
De enero a agosto de 2008, la suma de mujeres asesinadas fue de 443, de este número 161 perdieron la vida en el interior de su propio hogar. La gran mayoría de ellas fueron encontradas en sus viviendas golpeadas, torturadas y violadas.
Alma Luz Guerrero, asesora del ministerio de Seguridad, señala que donde las mujeres comparten el techo y la cama con su cónyuge, novio o compañero de vida, se está violando su derecho a la vida y poco se puede hacer por ellas, pues la ley no permite transgredir la intimidad del hogar.
La Policía Nacional Civil (PNC) confirmó que, al momento de acudir al sitio donde se reporta el fallecimiento de una mujer, resulta que un significativo número es localizado en el interior de su casa y, a veces, sus cuerpos se hallan en estado de putrefacción porque no tienen hijos y sólo vivían con el esposo o compañero.
Crudamente, los reportes del Instituto de Ciencias Forenses describen los cadáveres con el himen quemado, violados, desmembrados o torturados.
Los asesinatos ocurridos en agosto pasado ilustran la situación por la que atraviesa la mujer en este país. En los 30 días transcurridos se reportaron más feminicidios que homicidios en el país (118 frente a 116).
Violencia intrafamiliar, problemas pasionales, venganza de pandillas, violación y estrangulamiento en las mujeres prevalecen desde 2006 en los informes del Ministerio Público.
De acuerdo con Cristina Azurdia, una de las investigadoras de seguridad de la PNC, muchas de las guatemaltecas encontradas sin vida tenían antecedentes de haber denunciado ser víctimas de violencia intrafamiliar ante el Ministerio Público y la Procuraduría de los Derechos Humanos.
Guatemala se considera el segundo país a nivel mundial, después de Rusia, en irrespetar la vida de las mujeres. Los reportes no oficiales señalan que de 2001 a 2007 el número de asesinatos femeninos suman 3.500.
En abril pasado, el Congreso de la República aprobó la ley contra el feminicidio y otras formas de violencia contra la mujer, en la que se especifica que los victimarios serán castigados con penas severas: en el caso de asesinato, se sancionará con prisión de 25 a 50 años, y para los causantes de las diferentes formas de violencia, las condenas serán de cinco a 12 años de cárcel.
"La violencia intrafamiliar es uno de los problemas que genera los feminicidios", señala Hilda Morales, del Grupo Guatemalteco de Mujeres, quien considera que eso se debe a la cultura patriarcal acentuada en la sociedad guatemalteca.
Incluso, una de las características del feminicidio que prevalece en los cuerpos de las guatemaltecas es que, después de su sufrimiento y posible fallecimiento, sus victimarios les aciertan varios disparos. Para Alma Luz Guerrero, esa acción busca desviar la atención sobre el posible sospechoso.
La Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público reporta que, al menos, 15.000 mujeres acuden al año a denunciar ser víctimas de violencia doméstica. Sin embargo, esa cifra resulta pequeña, según explica Hilda Morales, si se toma en cuenta que hay un sub registro, debido al temor de denunciar.
Adela Torrebiarte, ex ministra de Seguridad, indica que los feminicidios son un problema al que hay que prestarle atención más de lo que se pensaba, ya que"solo en nueve meses hemos alcanzado cifras de asesinatos de mujeres por encima del total de los ocurridos en todo el año pasado".
La mayoría de las víctimas asesinadas son mujeres en situación de pobreza, un factor que les obliga a permitir el abuso, maltrato y poder que sobre ella ejerce el hombre, coinciden los grupos de defensa de los derechos femeninos.
Incluso, una encuesta realizada por la empresa de evaluación popular Vox Latina, en 2007, reveló que las mujeres entrevistadas admitieron que en más de una ocasión sus parejas las han lastimado con un arma, las han amenazado con matarlas o bien les han pegado y gritado, actos que -por lo general- no son denunciados ante las autoridades competentes, por temor a represalias.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo indica que esta nación ocupa el lugar 90, entre 136 países, en cuestiones de desarrollo de género, cuyos parámetros miden la desigualdad en salud, vida digna y desarrollo de la mujer en relación con el hombre.

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